Me sentía atrapada en una de esas pesadillas
aterradora en las que tienes que correr, correr hasta que te arden los
pulmones, sin lograr desplazarte nunca a la velocidad necesaria. Mis piernas parecían
moverse cada vez mas despacio mientras me esforzaba por avanzar entre la
multitud indiferente, pero aun así, las manecillas del gran reloj de la torre seguían
avanzando, no se detenían; inexorables e insensibles, se aproximaban hacia el
final, hacia el final de todo.
Pero esto no era un sueño, y a diferencia de las
pesadillas, no corría para salvar mi vida; corría para salvar algo
definitivamente más valioso. En ese momento, incluso mi propia vida parecía
tener poco significado para mí.
Alice había predicho que existían muchas posibilidades
de que las dos muriéramos allí. Tal vez el resultado habría sido bien diferente
si aquel sol deslumbrante no la hubiera retenido, de modo que solo yo era libre
de cruzar aquella plaza iluminada y llena de gente.
Y no podía correr bastante rápido........
..... Así que no me importaba demasiado que estuviéramos
rodeados por nuestros enemigos, extraordinariamente poderosos. Supe que era
demasiado tarde cuando el reloj comenzó a dar la hora y sus campanadas hicieron
vibrar las losas bajo mis pies ------- demasiado lentos ------- . Entonces me
alegre de que más de un vampiro ávido de sangre me estuviera esperando en los
alrededores. Si esto salía mal, a mí ya no me quedarían deseos de seguir
viviendo.
El reloj siguió dando la hora mientras el sol caía a
plomo en la plaza desde el centro exacto del cielo.
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